3. Servicios Ambientales: conceptos y aplicaciones
Las complejas funciones presentes en los ecosistemas proveen beneficios económicos y no económicos al ser humano que determinan, de alguna manera, el bienestar que se puede obtener de ellas. Es decir, que el bienestar de la sociedad está relacionado con la calidad y cantidad de funciones de los ecosistemas. Cuanto más deterioradas estén esas funciones, el bienestar de la población tiende a deteriorarse ya que los servicios ambientales que proveen dichas funciones tienden a desaparecer.
Los servicios del ecosistema se pueden ver como un flujo de materiales, energía e información que se produce en los ecosistemas, los cuales combinados con otros servicios producidos por el ser humano (activos producidos) contribuyen al bienestar humano. Estudios desarrollados por Costanza et al. (1998), conducentes a identificar los servicios del ecosistema y su funcionamiento a nivel mundial, indican que los servicios ambientales son críticos para el funcionamiento del sistema de vida del planeta, pues contribuyen directa e indirectamente al bienestar humano y, por lo tanto, representan parte del valor económico total (VET) del planeta. Se ha estimado que el valor de los servicios ambientales (fuera del mercado) tiene un valor promedio cercano a los US$33 millones de millones por año, lo cual se puede comparar con un producto planetario bruto, cercano a los US$18 millones de millones por año.
Como es reconocido, el aumento de la cobertura boscosa implica un costo de oportunidad por la renuncia a los ingresos potenciales que generaría una actividad económica en esas tierras. Esto implica la compensación a los dueños de las tierras con un monto igual o superior a su costo de oportunidad para que dedique sus tierras a la protección y conservación de cuencas. Esta compensación debe salir como una transferencia de recursos financieros provenientes de los bienes y servicios que se derivan de él; por ejemplo, de los sistemas de abastecimiento de agua y de los usuarios del agua, así como de los otros servicios del bosque que podrían explotarse (además de los recursos hídricos), tal como la captura de carbono, la belleza escénica, etc.
En la Figura 3.1. se presenta al bosque como un ente productor de bienes y servicios. De tal forma, se puede comparar su productividad con la de otras actividades económicas que compiten por el uso del suelo. Como puede observarse en esa figura, el 100% del costo de oportunidad del bosque debe compensarse proporcionalmente por los distintos bienes y servicios que de él se exploten. Es decir, si CB es el costo de oportunidad del bosque y Xi es el bien o servicio a explotar, entonces:
(ec. 3.1)
Dicha transferencia se justifica porque la conservación, protección y recuperación de bosques es una actividad que genera externalidades positivas para las actividades económicas y humanas, un flujo continuo y permanente de servicios ambientales. Así mismo, los costos de operación de los sistemas productivos podrían disminuir con el tiempo, al tener que gastar menos en mantenimiento de los sistemas, y al no tener que desplazarse hacia otras áreas más alejadas para proveerse del servicio ambiental que ha sido deteriorado en las cercanías.
Figura 3.1. Los ecosistemas como fuente de bienes y servicios a la sociedad
Fuente: Elaboración propia.
En la actualidad, algunos ecosistemas están bajo alguna categoría de manejo y, en términos generales, se han clasificado como áreas silvestres protegidas1. Esas áreas son espacios (de tierra y mar) que se encuentran en su estado natural o seminatural o en estado de abandono: bosques, pantanos, zonas costeras, arrecifes de coral, etc.; en ellas la intervención del ser humano es mínima en cuanto a la manipulación de la naturaleza (Bermúdez, 1996). Según UICN (1992), las áreas protegidas son designadas, reguladas y manejadas para cumplir determinados objetivos de conservación, es decir, producir una serie de bienes y servicios de los ecosistemas para el sustento de las actividades humanas económicas y no económicas.
Actualmente, el costo de la protección del hábitat es asumido por los propietarios de bosques y reservas privadas y, en el caso de áreas protegidas, por el Estado. Relativamente pocos beneficios directos se reciben como resultado de la inversión hecha en salvar y proteger grandes muestras representativas de la biodiversidad existente en el país. Los escasos usos de la tierra beneficiosos para el ambiente, y de las cuales se derivan beneficios directos, han sido el manejo de bosques y las actividades relacionadas con el ecoturismo. Ambas varían en términos de su impacto ambiental y sostenibilidad. Por ejemplo, ninguna provee incentivos claros para la restauración de áreas silvestres, dado el largo período de tiempo requerido para la transición de pastizales a bosque. En resumen, las fallas del mercado para internalizar los beneficios de la conservación resultan en costos asumidos por los propietarios de la tierra, sean entidades públicas o privadas (Panayotou, 1994).
Esa situación crea la equivocada percepción de que la conservación representa un alto costo y un sacrificio de oportunidades económicas contenidas en usos tradicionales de la tierra. Esta distorsión implica un particular reto, especialmente en un país con una población creciente y demanda por tierra. Bajo esta presión, la inhabilidad de generar beneficios directos de la conservación fácilmente puede significar que las áreas protegidas, de las cuales la sociedad deriva una serie de beneficios ambientales y económicos intangibles en el sistema económico tradicional, sean alteradas y cambiadas a otros usos para satisfacer intereses locales.
Por supuesto, resulta urgente la búsqueda de opciones de financiamiento que permitan garantizar la permanencia de las áreas silvestres, pagando a los dueños de la tierra el costo de oportunidad que significa dejar el suelo bajo cobertura vegetal o bajo protección versus la mejor alternativa económica a la que se renuncia. En lo posible, esa fuente de financiamiento debe estar sustentada en los beneficios económicos que se obtienen por el uso de los bienes y servicios de los ecosistemas (Barrantes y Castro, 1999; Ley Forestal, 7575, 1996; Ley de Biodiversidad, 1997).
3.1. Los servicios ambientales de ecosistemas naturales
Para identificar servicios ambientales de la biodiversidad, es necesario definir qué se entiende por servicio ambiental y qué se entiende por función ambiental. A pesar de que muchos consideran funciones y servicios equivalente, existen diferencias conceptuales que permiten distinguir entre ambos conceptos (Hueting et al. 1997; De Groot et al. 1994). Así, mientras las funciones ambientales se definen como posibles usos de la naturaleza, los servicios son las posibilidades o el potencial a ser utilizado por los humanos para cualquier fin (Hueting et al., 1997). No obstante, lo importante es entender cómo una sociedad percibe los usos de los flujos de servicios ambientales que provienen de un ecosistema, de sus especies y de su material genético.
Según Hueting et al. (1997), algunas funciones de la biodiversidad se pueden concebir como bienes de consumo y otras como bienes de capital. Cuando las funciones compiten se empiezan a ver como bienes económicos, ya que podrían conducir a un proceso de escasez. De esta forma, las funciones podrían cambiar de bienes libres con un valor económico cercano a cero, a bienes escasos con un valor positivo; ese incremento en el valor es básicamente un incremento en la escasez cuando se dejan de lado los principios de sostenibilidad.
Esta diferenciación entre funciones y servicios de la biodiversidad pareciera no ser compartida por De Groot (1994), quien considera que el ecosistema sólo provee funciones; sin embargo, divide las funciones en varios tipos: i) regulativas; ii) de apoyo; iii) de producción y, iv) de información, tal como se muestra en el Cuadro 3.1.
Las cuatro funciones descritas por De Groot (1994) podrían considerar implícitamente los servicios a los que Hueting et al. se refieren; De Groot piensa que existen funciones de producción como, por ejemplo, la producción de oxígeno, agua, alimentos, recursos genéticos, recursos medicinales y de materia prima, entre otros (Cuadro 3.1).
Las funciones regulativas se refieren a la capacidad natural y seminatural de los ecosistemas de regular los procesos ecológicos esenciales y de conservar la vida de los sistemas, contribuyendo con ello al mantenimiento de un ambiente saludable por medio de aire, agua y suelos limpios (De Groot 1994). Las funciones de apoyo, por su parte, representan la capacidad que poseen los ecosistemas naturales y seminaturales de proveer el espacio y la ubicación adecuada para diversas actividades humanas, tales como habitación, cultivos y recreación (De Groot 1994).
En cuanto a la tarea que cumplen las funciones de producción, incluyen las de proveer muchos recursos naturales, comida y materias primas para el uso de la industria energética y de materiales genéticos. Por último, las funciones de información se refieren a la capacidad que tienen los ecosistemas naturales para mantener la salud mental, ofreciendo la oportunidad de reflexionar, enriquecer el espíritu, permitiendo el desarrollo cognoscitivo y la experiencia estética (De Groot 1994).
Cuadro 3.1. Funciones del ecosistema
Funciones
Regulatorias
Apoyo
Producción
Información
Protección contra influencias cósmicas dañinas
Proveer el espacio y ubicación adecuada de:
Oxígeno
Información estética
Regulación del balance energético local y global
Cultivos (acuicultura, crecimiento de cultivos, cría de animales)
Agua (para tomar, irrigar, industria, etc.)
Información espiritual y religiosa
Regulación de la composición química de la atmósfera
Conversión energética
Comidas y bebidas nutritivas
Información histórica
Regulación de la composición química de los océanos
Recreación y turismo
Recursos genéticos
Inspiración cultural y artística
Regulación del clima local y global
Protección de la naturaleza
Recursos medicinales
Información científica y educacional
Regulación de fugas y prevención de inundaciones
Viviendas y asentamientos humanos (indígenas)
Materias primas para fábricas y confección de ropa
Recarga superficial de agua al subsuelo
Materias primas para usos diversos
Prevención y control de erosión del suelo y sedimentación
Bioquímicos
Formación de la capa subterránea y mantenimiento de la fertilidad del suelo
Combustible y energía
Fijación de la energía solar y producción de biomasa
Pastos y fertilizantes
Almacenamiento y reciclaje de materia orgánica
Almacenamiento y reciclaje de nutrientes
Almacenamiento y reciclaje de desecho humano
Regulación de los mecanismos de control biológico
Mantenimiento de la migración de los hábitats de invernaderos
Mantenimiento de la diversidad biológica y genética
Fuente: Adaptado de De Groot, en Jansson et al. 1994.
Conscientes de que hay diferencia en la forma en que se conceptualizan los términos servicio y función ambiental, pero dado que lo importante es la forma en que la sociedad misma lo infiere, preferimos no enfatizar en este enfoque las diferencias entre ambos términos, de tal forma que se respete la percepción de la sociedad acerca de la identificación y los valores asociados a los servicios ambientales de la biodiversidad.
La sola existencia de la biodiversidad de un bosque o plantación forestal proporciona, en términos generales, una amplia gama de beneficios a la sociedad. Muchos de esos terrenos, proporcionan productos y servicios económicos tradicionales tales como materias primas, frutos, empleo, etc. Adicionalmente, se derivan de ellos otros servicios no tradicionales, tales como: captación de carbono y su transformación en oxígeno; producción de material genético; medicamentos y materias primas para su producción; biodiversidad; protección del suelo contra la erosión; enriquecimiento de la calidad del suelo mediante los procesos de transformación de materiales orgánicos; protección de fuentes o mantos de agua; paisaje, belleza escénica y otros (INBio, 1998).
Recientemente, la escasez por los recursos naturales y la creciente demanda por servicios ambientales ha aumentado el interés de la sociedad por identificar y valorar las funciones y los servicios ambientales que producen los ecosistemas, con el fin de fortalecer las decisiones de política; en su mayoría, éstas han sido débiles con respecto al aprovechamiento de los servicios ambientales del ecosistema, debido a que éstos no son realmente capturados en los mercados comerciales, ni adecuadamente cuantificados para que se puedan comparar con servicios económicos y capital manufacturado (Bowers 1997). Estudios desarrollados por Costanza et al. (1998), conducentes a identificar los servicios del ecosistema y su funcionamiento a nivel mundial, indican que los servicios ambientales son críticos para el funcionamiento del sistema de vida del planeta, pues contribuyen directa e indirectamente al bienestar humano y, por lo tanto, representan parte del valor económico total (VET) del planeta.
Los servicios de ecosistemas representan los beneficios que las poblaciones humanas obtienen, directa e indirectamente, de las funciones del mismo. Costanza et al. (1998) agrupan los servicios del ecosistema en 17 categorías; considera solamente los servicios ofrecidos por ecosistemas renovables y clarifican que, en algunos casos, un servicio del ecosistema es el producto de dos o más funciones de muchos ecosistemas. También es importante enfatizar la naturaleza interdependiente de algunas funciones de muchos ecosistemas (Cuadro 3.2).
Aunque las funciones y servicios sean interdependientes, en muchos casos pueden estar juntas porque representan productos conjuntos del ecosistema que apoyan el bienestar humano. También es importante reconocer que se requiere un nivel mínimo de infraestructura del ecosistema para que se pueda producir el rango de servicios ambientales, anteriormente mencionados; el tamaño y calidad de esta “infraestructura” en términos de valoración, deberán estar representados en el VET (Costanza et al. 1998).
Algunos de los servicios ambientales en el Cuadro 3.2 se transan directamente en el mercado mientras que otros a pesar de reconocerse como vitales para la operatividad del ecosistema y la economía, aun carecen de inserción en el mercado y, por lo tanto, no tienen valoración monetaria. Esto no quiere decir que no tengan valor, ya que si se han identificado como importantes para la sociedad y, en cierta forma, hay un sacrificio reconocido para su protección, se demuestra que al menos existe un valor de existencia que podría ser -inclusive- mayor que los valores que podría ofrecer el mercado.
Cuadro 3.2. Servicios y funciones de la biodiversidad
Servicios
Funciones
Ejemplos
Regulación de gases
Regulación de la composición química atmosférica
Balance CO2/O2, otros, SOx niveles.
Regulación de clima
Regulación de la temperatura global; precipitación y otros procesos biológicos climáticos a niveles local y global
Regulaciones de gases de efectos invernadero.
Regulación de disturbios
Capacidad del ecosistema de dar respuesta y adaptarse a fluctuaciones ambientales
Protección de tormentas, inundaciones, recuperación por sequías y otros aspectos de respuesta de hábitat a los cambios ambientales, principalmente controlada por la estructura de la vegetación
Regulación hídrica
Regulación de los flujos hidrológicos
Provisión de agua (riego, agroindustria y proceso de transporte acuático)
Oferta de agua
Almacenamiento y retención de agua
Provisión de agua mediante cuencas, reservorios y acuíferos
Retención de sedimentos y control de la erosión
Detención del suelo dentro del ecosistema
Prevención de la pérdida de suelo por viento, escorrentía y otros procesos de remoción, almacenamiento de agua en lagos y humedales
Formación de suelos
Proceso de formación de suelos
Meteorización de rocas y acumulación de materia orgánica
Reciclado de nutrientes
Almacenamiento, reciclado interno, procesamiento y adquisición de nutrientes
Fijación de nitrógeno, fósforo y potasio, y otros elementos y ciclos de nutrientes
Tratamiento de residuos
Recuperación de nutrientes móviles, remoción y descomposición de excesos de nutrientes y compuestos
Tratamiento de residuos, control de la contaminación y desintoxicación
Polinización
Movimiento de gametos florales
Provisión de polinizadores para la reproducción de poblaciones de plantas
Control biológico
Regulación trófica dinámica de poblaciones
Efecto predador para el control de especies, reducción de herbívoros por otros predadores
Refugio de especies
Hábitat para poblaciones residentes y migratorias
Semilleros, hábitat de especies migratorias, hábitat regionales para especies locales, recolectadas y otros.
Producción de alimentos
Producción primaria bruta de bienes extractables
Producción de peces, gomas, cultivos, nueces, frutas, cosechas, agricultura de subsistencia, cacería y pesca.
Materia prima
Producción bruta primaria extractable de materias primas
Producción de madera, leña y forrajes
Recursos genéticos
Fuentes de material biológico y productos únicos
Medicina y productos para el avance científico, genes de resistencia a patógenos y pestes de cultivos, especies ornamentales.
Recreación
Proveer oportunidades para actividades recreacionales
Ecoturismo, pesca deportiva, y otras actividades de recreación
Cultural
Proveer oportunidades para usos no comerciales
Estética, artística, educacional, espiritual y valores científicos del ecosistema
Fuente: Adaptado de Costanza et al. 1998.
Nota: Se incluyen también como servicios del ecosistema aquellos “bienes” resultantes del mismo servicio del ecosistema.
Los servicios pueden ser considerados como un flujo de materiales, energía e información que se produce en los ecosistemas, las especies y el material genético, los cuales, combinados con otros servicios producidos por el ser humano (activos producidos), contribuyen al bienestar humano. A pesar de que es prácticamente imposible producir los servicios de la biodiversidad en forma artificial, se podría considerar el valor de éstos calculando el costo tecnológico y científico en que se incurriría para producir el servicio ambiental en dicha forma (Costanza et al., 1998).
No es muy significativo preguntar a una población acerca del valor de la atmósfera para el mantenimiento de la vida, ya que podría dar un valor infinito, pero sí tiene sentido preguntar cómo los cambios en la calidad y la cantidad de los servicios del ecosistema, pueden impactar el bienestar humano. Por ejemplo, el cambio de composición gaseosa en la atmósfera, que podría representar un aumento pequeño, podría generar grandes cambios climáticos que afectaran las posibilidades de bienestar de las poblaciones humanas en diferentes partes del planeta y, a la vez, podrían alterar ecosistemas terrestres y acuáticos y tener impactos en los beneficios y costos de las actividades humanas locales (Costanza et al., 1996).
Los servicios ambientales pueden ser analizados en tres dimensiones: i) el ecosistema; ii) las especies; iii) los genes. A nivel de “ecosistema”, se consideran aquellos servicios que solamente son producidos bajo una visión integral, donde se respeten las interrelaciones entre las comunidades de individuos y se realice un proceso productivo sin intervenciones que sobrepasen la capacidad natural de asimilación del ecosistema.
A nivel de “especie”, se pueden analizar aquellos servicios que son producidos exclusivamente por especies domesticadas y que podrían mantenerse aunque hubiera distorsiones en el ecosistema, mientras no interfieran en esas especies o bien cuando éstas se pueden extraer y reproducir fuera del ecosistema. En cuanto a “genes”, el análisis es mucho más detallado y se refiere más a la diversidad genética que se puede encontrar en cada uno de los individuos del ecosistema y que pueda utilizarse de múltiples formas.
En la Figura 3.2, se muestra la estructura analítica para la comprensión de los servicios de la biodiversidad en las tres dimensiones anteriormente mencionadas, lo cual nos permite distinguir y clasificar los servicios. Así, por ejemplo, podríamos valorar un ecosistema, por ser un banco de agua o un banco de regulación de gases. Con acciones más concretas para el uso humano y con un efecto más directo en la economía, se considera la presencia de especies y sus usos económicos; hilando más fino, y gracias a los avances de la información generada mediante programas de bioprospección, se ubican los bancos de genes que han sido utilizados como materia prima para el mejoramiento genético de las plantas cultivadas.
Figura 3.2. Estructura analítica para los servicios que ofrece la biodiversidad a la sociedad.
Fuente: Elaboración propia.
Los servicios ambientales de los ecosistemas aún no han sido valorados; sin embargo, hay ingreso de divisas al país para desarrollar investigaciones asociadas con el recurso de biodiversidad. Esos ingresos pueden considerarse como aportes de los ecosistemas naturales y la biodiversidad presente en ellos; constituyen una justificación importante para las políticas de conservación que se implementan en el país. Estas investigaciones dan soporte al desarrollo científico del país y apoyan a las distintas ciencias en la generación de nuevos conocimientos.
No debe olvidarse que una de las funciones de la ciencia es suministrar información confiable para formular y elegir políticas acordes con el desarrollo sostenible; es decir, políticas que ayuden a comprender hasta dónde es capaz el planeta de mantener la vida en condiciones de desarrollo. Esto es particularmente importante en aspectos tales como el cambio climático, el consumo de recursos, la demografía, los océanos, la atmósfera y el deterioro ambiental.
Con la utilización de la ciencia, el aprovechamiento de los recursos naturales se hace más eficiente y se aportan nuevas opciones al desarrollo. De allí, la importancia de mejorar las evaluaciones científicas a largo plazo y fortalecer la capacidad científica. Por lo tanto, se requiere una mejor comunicación entre los científicos, los encargados de tomar decisiones y el público en general. El aumento de los conocimientos científicos mediante investigaciones específicas permitirá comprender mejor los sistemas naturales y su interrelación con los sistemas económicos y sociales, tan necesarios en la toma de decisiones. De esa manera, se contaría con instrumentos más precisos de análisis y evaluaciones, para conocer el estado actual y las posibles situaciones que podrían darse en el futuro. Estas evaluaciones y proyecciones científicas deben hacerse periódicamente y deben ser utilizadas para elaborar distintas estrategias.
Por ejemplo, el desarrollo de la biotecnología, si bien no resuelve todos los problemas del desarrollo, puede permitir una mejor atención de la salud, un aumento de la seguridad alimentaria, un mejor abastecimiento de agua potable, procesos de desarrollo industrial más eficaces, y apoyo a la reforestación y a la desintoxicación de los ecosistemas. El aumento del suministro de alimentos, el mejoramiento de su distribución y el establecimiento de sistemas de producción agropecuaria más viable requieren la aplicación de la biotecnología a la agricultura. Esto implica que se aumente el rendimiento de los cultivos, la calidad nutricional y la duración de los productos alimenticios. Para ello, debe continuar desarrollándose la resistencia a las enfermedades y las plagas, buscando variedades más resistentes o utilizar variedades agrícolas que en la actualidad no se aprovechan suficientemente (IICA 1993).
La sostenibilidad de la producción de servicios ambientales dependerá de la conservación de las existencias de activos en términos de cantidad y calidad. Si, a la vez, se reconoce que existen actividades económicas que compiten contra la protección, entonces el método del costo de oportunidad del uso de la tierra podría utilizarse para el cálculo del valor económico total, y el porcentaje asignado a cada uno de los componentes anteriormente mencionados correspondería al valor económico del servicio ambiental.
3.1.1. Descripción de algunos bienes y servicios ambientales
Se entiende por bienes ambientales aquellos recursos tangibles que son utilizados por el ser humano, como insumo de la producción o en el consumo final, y que se gastan o transforman en el proceso. Servicios ambientales son aquellos cuya principal característica es que no se gastan ni transforman en el proceso, pero generan indirectamente utilidad al consumidor de tales servicios; por ejemplo, el paisaje que ofrece un ecosistema le genera satisfacción al turista que paga por disfrutarlo. Estos servicios son, en algunas actividades económicas, el principal insumo de la producción (Azqueta y Ferreiro 1994).
Es incuestionable la importancia que tiene el medio natural como proveedor de bienes ambientales, tanto como de materias primas que apoyan la actividad productiva, así como también bienes de consumo final. De cualquier manera, se genera un beneficio económico por la utilización de los mismos, aunque no se contabilicen adecuadamente los ingresos que se obtienen y no hay un precio que refleje la escasez absoluta o relativa de los bienes ambientales. Esto significa que deben continuar los esfuerzos en el mejoramiento de la contabilidad de los aportes económicos derivados por la utilización de esos bienes ambientales, y en la valoración económica de bienes ambientales que permita incorporar cuentas monetarias en los análisis de costo/beneficio de las actividades.
3.1.2. Servicios ambientales seleccionados
En la actualidad, algunos de los servicios ambientales son explotados económicamente y otros son de aprovechamiento potencial. Sin embargo, no hay un reconocimiento explícito del pago de esos servicios por la ausencia de mercados, en los cuales no se definen precios que sustenten el pago. Por lo tanto, aunque se acepta que algunos servicios ambientales son explotados económicamente y, en consecuencia, son generadores de ingresos, todavía no hay una contabilidad que muestre los niveles de ingresos que están relacionados con el aprovechamiento de ellos. La excepción es para el servicio de regulación de gases (específicamente, el secuestro de carbono), donde se está recibiendo un pago parcial que hacen algunos países con altos niveles de contaminación. El pago es parcial porque no se consideran la cantidad real de secuestro de carbono en los bosques de Costa Rica, ni se reconoce el aporte de áreas que no son privadas. Además, aún no existe un mercado claro para el secuestro de carbono; apenas está surgiendo.
Regulación de gases con efecto invernadero (secuestro de carbono)
La regulación de gases es un servicio ambiental que ofrecen los ecosistemas boscosos cuando se fijan elementos contaminantes provenientes de las actividades productivas que se realizan tanto dentro como fuera del país. Este servicio es una forma alternativa de disminuir la contaminación atmosférica originada por la presencia de gases con efecto invernadero; que de lo contrario, habría que hacerlo desarrollando la tecnología adecuada para tal fin. Es un asunto de costo- beneficio, ya que algunos estudios comparativos muestran las diferencias en costos de disminuir esta contaminación por la fijación en los ecosistemas versus la aplicación de tecnologías para tal fin.
En este esfuerzo, la Convención Marco de Cambio Climático (CMCC) busca mitigar los efectos del calentamiento global mediante reducciones netas de gases con efecto invernadero (específicamente dióxido de carbono [CO2], metano [CH4], óxidos nitrosos [N2O] y ozono [O3]), por medio de la fijación de gases por la presencia de ecosistemas. La idea tiene potencial para promover la equidad, porque las naciones industrializadas cuentan con la tasa más alta de emisiones de gases con efecto invernadero per cápita y los mayores niveles de ingreso per cápita. En otras palabras, el objetivo es que se dé una transferencia de recursos financieros de los países con altos niveles de contaminación hacia los países que están contribuyendo a la disminución de esa contaminación.
La convención refleja un interés global en proteger el ambiente, aunque el valor específico de su cumplimiento varía en costos y beneficios, de un lugar a otro. Esas variaciones locales en costos y beneficios sugieren que el mercado puede ser utilizado para alcanzar los objetivos ambientales de la Convención. La falla del mercado en compensar al país por el valor de los esfuerzos en reforestación, conservación y los beneficios resultantes, tales como secuestro de carbono y protección de la biodiversidad, constituyen intentos iniciales para corregir las externalidades de las actividades económicas utilizando el mercado. De tal manera, el país puede recibir beneficios económicos por el servicio ambiental de regulación de gases que mitigan los impactos negativos generados por las actividades económicas del resto del mundo.
Captación y retención de agua en los ecosistemas
La disponibilidad de agua es resultado de la capacidad que tienen los ecosistemas boscosos para captarla. Esta función es considerada un servicio ambiental del cual se beneficia la sociedad, tanto en la utilización productiva como en el consumo natural del recurso. Además, la disponibilidad de agua en los ecosistemas permite el desarrollo o presencia de otros bienes y servicios útiles para la sociedad. En el caso de disminución de tales ecosistemas por causas naturales o provocadas, repercute directamente en la regulación de los recursos hídricos y afecta el desarrollo de las diversas actividades humanas que sustentan: sistemas productivos agropecuarios, piscícolas, industriales, turísticos, generación hidroeléctrica y el suministro de agua potable a la población. También repercute sobre todos los ecosistemas relacionados con los recursos hídricos (Rudas, 1995).
Además, es de esperar que la remoción de la cobertura vegetal disminuya las posibilidades de infiltración, lo que a la vez produce un incremento en la escorrentía durante los períodos lluviosos y afecta negativamente las posibilidades de almacenamiento de agua (Deeb, 1992; Álvarez, 1995). En términos generales, en los bosques tropicales se da una relación directa entre la cobertura boscosa y los caudales: a mayor cobertura en bosque, mayores caudales. En tal sentido, es conveniente un proceso de conservación, protección y recuperación de cuencas. Por lo tanto, una mayor cobertura boscosa proporciona una mejor regulación de los recursos hídricos y disminuye los sedimentos que atentan con el mantenimiento de las infraestructuras desarrolladas para la producción de algún bien o servicio (CCT-CINTERPEDS, 1995; Calvo, 1990).
Los ingresos que se obtengan por el servicio de captación y retención de agua de los ecosistemas son para el pago del costo de oportunidad de la tierra, sea privada o pública, para lo cual se necesita identificar el área correspondiente para cada una y la forma de distribución de tales recursos financieros. Por su parte, el monto correspondiente a los costos de protección es para cubrir los gastos de las instituciones que se encargan de estas labores.
La utilización de los fondos en actividades de conservación, protección y recuperación de cuencas, así como en los otros aspectos señalados en el párrafo anterior, es un compromiso de las instituciones involucradas para garantizar flujos futuros que no atenten contra el mantenimiento de las actividades que se realizan en las cuencas para la conservación de los recursos hídricos del país.
Belleza escénica como servicio ambiental de los bosques
Los ecosistemas naturales son recursos cuya belleza escénica es una opción de desarrollo para las comunidades donde se encuentran. Esa belleza escénica es un insumo importante para la actividad turística; ha representado ingresos al país durante los últimos años, superando a las principales actividades económicas tradicionales (banano y café), hasta convertirse en la primera actividad económica del país en términos del producto interno bruto. Sin embargo, no hay una cuantificación que muestre el valor de los ecosistemas en función de la belleza escénica como servicio ambiental. El reconocimiento y la implementación del cobro adecuado de este servicio ambiental le significaría al país la posibilidad de garantizar la protección, recuperación y conservación de importantes ecosistemas para el aprovechamiento de la actividad turística, asegurando así la permanencia y la sostenibilidad de la actividad en el largo plazo.
Las bellezas naturales siempre han atraído a gran cantidad de la población, pero en los últimos años se ha dado un auge del ecoturismo, muchos turistas buscan alternativas a las vacaciones tradicionales y una comprensión más profunda del medio natural. En teoría, el ecoturismo puede incrementar el valor del mantenimiento de los ecosistemas en su estado natural, con lo cual brindaría a los gobiernos y a las comunidades locales incentivos para la conservación.
La información aportada por distintas investigaciones sobre el sector revela que, entre los extranjeros, el turismo dirigido hacia las áreas protegidas se destaca como el principal motivo de visita al país. Los estudios también señalan que el turismo nacional en áreas protegidas es una actividad popular en ascenso. Los turistas extranjeros señalan el disfrute de la naturaleza como la razón principal de su visita a Costa Rica. En el caso de los extranjeros, la permanencia promedio en el país es aproximadamente de dos semanas, de los cuales 11 días guardan relación con áreas protegidas, mientras que los nacionales o residentes hacen cuatro viajes en promedio a áreas protegidas con una duración aproximada de dos días (DeShazo y Monestel 1998). En el estudio citado, los principales usos y/o actividades de los turistas extranjeros son caminatas, observación de flora y fauna, y disfrute de belleza escénica, mientras que las preferencias de los nacionales son el esparcimiento y recreación al aire libre. El turismo nacional (residente) tiene una importancia relativa para las áreas protegidas; aunque el gasto promedio del turista nacional es muy inferior al del turista extranjero, su nivel de visitas tiene un crecimiento muy significativo que sobrepasa el nivel de visitas de extranjeros en los últimos años.
Control de inundaciones
La función de los bosques de regular sus flujos hidrológicos se considera como un servicio ambiental de los bosques. Unos de los grandes problemas económicos que enfrenta Costa Rica es la degradación de infraestructura física y social a causa de los picos de agua que bajan torrencialmente en zonas de laderas, provocando inundaciones en los valles. La inundación se genera porque la presencia de cabezas de agua supera la capacidad de los cauces naturales para drenar el agua se favorecen por el proceso de deforestación y la eliminación de la biodiversidad asociada con la retención de aguas proveniente de las lluvias, la cual, bajo cobertura boscosa es retenida y drenada lentamente a las partes más bajas de la cuenca.
A pesar de que no existe, hasta el momento, ninguna retribución económica que recompense a aquellos actores sociales que en beneficio de la sociedad mantienen la cobertura boscosa en áreas frágiles, este enfoque demuestra que este servicio ambiental, además de reconocerse, debe estar contemplado en el paquete de incentivos económicos que la sociedad destina para protección y conservación.
Producción de ecosistemas
Dentro de este servicio podrían considerarse funciones tales como: la presencia de material biológico, el hábitat de poblaciones, y la oferta de recursos genéticos, el refugio de especies y la polinización, entre otros. Esta biodiversidad es realmente importante desde el punto de vista económico, porque ha permitido grandes avances a nivel científico y económico para la sociedad.
Formación y fertilidad de suelos
Un servicio biológico importante es la descomposición de gran cantidad de residuos orgánicos que favorecen la formación de suelos. La fertilidad del suelo es un componente esencial de los ecosistemas, porque todas las especies de plantas y animales los requieren para sobrevivir. Más del 99% de los productos consumidos por los humanos son producidos mediante el uso del suelo, y sólo el 0.6% proviene del océano y otros ecosistemas acuáticos (Pimentel 1997).
La biodiversidad es el componente más importante del suelo, ya que mejora su formación y mejora la producción agrícola. En promedio, una hectárea de suelo productivo contiene 1300 kg de lombrices, 1000 kg de artrópodos, 3000 kg de bacterias y 4000 kg de hongos y otras plantas y animales. Estos microorganismos reciclan los nutrientes básicos requeridos por el ecosistema, incluyendo nitrógeno, fósforo, potasio y calcio. La presencia de biodiversidad en el suelo mejora, además, la infiltración de agua, reduce la escorrentía y la erosión y, por lo tanto, mejora la productividad del suelo. Las lombrices y otros invertebrados aportan entre 10 y 500 ton/ha por año de suelo subsuperficial a suelo superficial y, por lo tanto, añaden aproximadamente 1 tonelada de suelo superficial por hectárea por año (Pimentel 1997). El nitrógeno, por ejemplo, es vital para que sobrevivan las plantas y animales, y es el mayor factor limitante en la producción agrícola, tanto en ecosistemas como en agroecosistemas. El nitrógeno en el suelo es fijado sobre todo por las plantas fijadoras del mismo (leguminosas), cianobacterias y por bacterias descomponedoras. Cada año el nitrógeno biológico fijado en los Estados Unidos es de aproximadamente 14 millones de toneladas, calculado en alrededor de US$8 mil millones por año, lo que equivale a la mitad del nitrógeno comercial aplicado en toda la economía estadounidense por año. Se calcula que en el planeta se fijan entre 140 y 170 millones de toneladas de nitrógeno, los cuales son fijados por microorganismos en tierras agrícolas y no agrícolas, con un valor aproximado a los US$90 mil millones (Pimentel, 1997).
Polinización
Polinizadores como las abejas, mariposas y murciélagos desempeñan un papel vital a nivel ambiental y económico, tanto en la agricultura como en los ecosistemas naturales. Las abejas, el mayor grupo de polinizadores, provee alrededor del 80% de la polinización de todos los insectos. En Norteamérica, aproximadamente 5000 especies de abejas tienen la capacidad de captar polen. En todo el mundo, alrededor de 20000 especies de abejas están asociadas con la polinización (Pimentel, 1998).
Aproximadamente, 20 000 especies de plantas silvestres nativas de Estados Unidos y alrededor de una tercera parte de las especies de plantas del mundo dependen del cruce biológico de polen. En la agricultura de Estados Unidos, los cultivos se han valorado en US$ 40 mil millones, los cuales provienen de la polinización de abejas. Asumiendo que a nivel mundial el valor económico es aproximadamente más de cinco veces que el de Estados Unidos, la contribución de la polinización en la agricultura mundial estimada puede ser de US$200 mil millones anuales (Pimentel, 1998).
Control Biológico
Por otra parte, tanto la producción agrícola como la ganadera se ve limitada por la presencia de plagas. Se han identificado en el mundo aproximadamente 70 000 especies de pestes, que atacan cultivos agrícolas y que han destruido más del 40% de toda la producción potencial de alimentos, a pesar de que anualmente se aplican cerca de 3 millones de toneladas de pesticidas alrededor del planeta. Alrededor del 99% de las pestes que atacan los cultivos se pueden controlar mediante enemigos naturales y la presencia de resistencia genética de las plantas huéspedes. Cada insecto considerado peste puede tener entre 10 y 15 enemigos naturales que pueden controlarlo. Los beneficios económicos de los enemigos naturales son calculados para Estados Unidos al menos en US$12 mil millones por año y para todo el planeta en US$100 mil millones (Pimentel, 1997).
Servicios farmacéuticos
Con respecto a productos comestibles, existen plantas con características medicinales cosechadas en su hábitat natural. Aproximadamente la mitad de las prescripciones médicas ahora en uso tienen como origen una planta natural y entre 35 000 y 70 000 especies del total de plantas existentes, son usadas directamente como medicinas (Pimentel 1998). Las drogas y medicinas originadas en plantas en Estados Unidos tienen un mercado anual valuado en US$36 mil millones; para el mercado asiático la cifra es de US$70 mil millones anuales. Mediante una proyección se estima que el valor en el mercado mundial es de más de US$200 mil millones (Pimentel, 1998).
Materia prima y producción de alimentos
La producción bruta primaria extraíble de materia prima y bienes de la biodiversidad se considera como servicio ambiental asociado a la producción de alimentos y materia prima. Esto incluye los servicios del ecosistema como bienes resultantes del mismo servicio. La extracción de peces de ríos y océanos, los cultivos agrícolas de subsistencia, la leña, los forrajes, la madera y los productos de artesanía, entre otros, son ejemplos claros de los ingresos generados por la biodiversidad cuando estos rubros se extraen respetando, desde el punto de vista ecológico, el rendimiento máximo sostenible; el ecosistema podría sostener a perpetuidad la oferta de estos servicios.
Información genética en ecosistemas en su estado natural
La presencia de ecosistemas en su estado natural permite desarrollar investigaciones que pueden generar a la sociedad beneficios tanto económicos como sociales. El ecosistema, al ser un banco de genes, provee las bases de información para el cruzamiento y el desarrollo de híbridos y variedades en el sector agropecuario; permite así alcanzar mayores niveles de productividad y el surgimiento de nuevos productos, con el fin de garantizar la seguridad alimentaria a una población creciente.
El potencial genético que se encuentra en la biodiversidad ha permitido importantes avances en los procesos de fitomejoramiento y mejoramiento animal de los cuales se disfruta hoy en el campo agrícola y ganadero. En ese sentido, se podría dar a la biodiversidad una categoría de banco genético con valores de uso directo, con respecto a aquellos genes ya identificados y de importancia económica para la formación de individuos con alto potencial productivo y con resistencia a plagas y enfermedades. Desde esa perspectiva, se podría asociar toda la producción agrícola y ganadera de un país como una suma de avances que han sido alcanzados por los servicios genéticos de la biodiversidad.
Se consideran como materia prima porque a partir de ellos se obtiene la sabia información que ha generado el ecosistema durante los procesos de selección natural y, a partir de esto, el ser humano toma decisiones, apoyado en el conocimiento que el ecosistema le proporciona. Como éste se va enriqueciendo con los programas de bioprospección, se le va dando mayor reconocimiento a los valores de opción futura para el uso de la diversidad genética y a los valores de existencia de bancos genéticos.
De una estimación de 250 mil especies de plantas en el mundo, los humanos utilizamos para consumo alimenticio aproximadamente 20 mil. Desde 1945, los cultivos mundiales han incrementado entre dos y cuatro veces su productividad, según el cultivo de que se trate. Una estimación de un 20 a un 40% de ese incremento es el resultado alcanzado a lo largo de los procesos de mejoramiento genético, gracias a los servicios genéticos ofrecidos por la biodiversidad. Todas las plantas cultivadas provienen de genotipos silvestres, que se cruzan para obtener variedades e híbridos comerciales, que producen mayor vigor híbrido, resistencia y fotosíntesis, razón por la cual la conservación de la diversidad genética es vital (Pimentel 1997).
Este mismo proceso ha sido aplicado para el mejoramiento de la ganadería lechera, porcina y avícola. Por ejemplo, en 1935 la producción promedio de leche por vaca, era de aproximadamente, 3600 kg/año y actualmente es de aproximadamente 8600 kg/año. En 1930, el promedio de producción de huevos por gallina, era de solamente 93 huevos por año y hoy se obtienen, al menos, 246 huevos al año (Pimentel, 1997).
Por todo lo anterior, los seres vivos en la naturaleza son una de las principales fuentes de compuestos químicos, reales y potenciales, con importancia cultural, farmacéutica, alimenticia y económica, conque cuenta el ser humano. La bioprospección o prospección de la biodiversidad consiste en buscar genes, moléculas y procesos bioquímicos útiles para la humanidad en los seres vivos. Los bioprospectores siguen pistas biológicas y contribuyen con la historia natural de organismos recolectados con usos potenciales. Además, recolectan especimenes prospectables (muestras que no causen destrucción ni promuevan la erosión genética) y se aseguran de que el aprovisionamiento futuro sea posible sin causar daños (Mateo, 1996).
Los beneficios económicos y potenciales de la bioprospección han generado gran interés en muchos países en vías de desarrollo que cuentan con un patrimonio biótico considerable. Si sus beneficios son lo suficientemente altos, la prospección de la biodiversidad podría contribuir a la conservación de la biodiversidad y al desarrollo económico y social de los países. Muchas personas consideran que la bioprospección realizada de manera apropiada puede contribuir al desarrollo sustentable, pero para llevarla a la práctica deben tomarse medidas conducentes a evitar sus efectos adversos. Entre éstas se encuentra el desarrollo y puesta en marcha de políticas e instituciones apropiadas para asegurar que los beneficios a partir de los recursos genéticos y bioquímicos sean utilizados para el desarrollo sustentable y la conservación (Reid et al, 1993, en Cordero, 1998).
La suposición de que el potencial farmacéutico de la biodiversidad es un motivo para conservarla se basa en dos ideas. La primera es que los países ricos obtienen enormes beneficios sociales de la biopropección, razón por la cual dichos países deberían diseñar mecanismos para transferir recursos a las naciones en desarrollo, a fin de que la biodiversidad pueda protegerse para futuras actividades de prospección. Es probable que los altos valores atribuidos a la biodiversidad en muchos de los estudios mencionados hayan contribuido a que estos argumentos ganen crédito como una manera de conservar los bosques tropicales y otras áreas con alta biodiversidad.
La segunda idea es que los derechos intelectuales y los acuerdos contractuales permitirán la obtención de una porción sustancial de los beneficios obtenidos de los fármacos, con lo cual se podrían financiar las actividades de conservación y contribuir a un desarrollo sustentable. Sin embargo, para que esas negociaciones cumplan con su objetivo de conservación y desarrollo es necesario prestar más atención al desarrollo de recursos humanos, la innovación tecnológica y el manejo de la propiedad intelectual (Ried et al., 1993 y Rosenthal, 1997, en Cordero, 1998).
La bioprospección puede ser una de las vías para el incremento de los niveles de vida, y su implementación depende de la disponibilidad de material genético en abundancia, lo que es posible si se cuenta con ecosistemas en su estado silvestre. Los países que tienen ecosistemas en estado silvestres pero no cuentan con el capital para estudiarlo, podrían vender los derechos de investigación a los países que tienen las industrias y el capital para realizar investigaciones en biodiversidad, asegurándose los primeros la transferencia justa y equitativa de los beneficios económicos que se generarían.
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