EL TURISMO Y OTRAS ALTERNATIVAS PARA EL DESARROLLO RURAL
DOMINGO GOMEZ OREA
Dr. Ingeniero Agrónomo.
Universidad Politécnica de Madrid
Profesor Titular
RESUMEN
El sector agrícola, que constituye la base de la economía de las comarcas rurales, tiene un porvenir muy difícil. Las actividades capaces de compensar, el previsible deterioro de las rentas derivan del contraste que representan en relación con las áreas de concentración urbana, de los recursos naturales de que frecuentemente disponen: espacio abierto, paisaje de gran valor, agua limpia, bosques, productos de calidad, de los recursos potenciales que pueden ponerse en uso: caza, pesca y otras actividades recreativas al aire libre y del patrimonio construido.
Todo ello justifica un modelo de desarrollo que añada a las actividades tradicionales las de conservación y mejora de los espacios naturales, con financiación de la CEE y de turismo rural en cuanto capaz de transferir importantes rentas urbanas al agro.
UN PUNTO DE INFLEXION EN EL MEDIO RURAL
El medio rural se encuentra en una terrible encrucijada, que se manifiesta en la perplejidad con que afrontan el futuro todos los agentes sociales que intervienen en su gestión: el agricultor no sabe que sembrar, el técnico no se siente con seguridad para aconsejarle, la administración (concentración parcelaria, extensión agraria, estructuras agrarias, etc.) duda de la eficacia hacia el futuro dc las actuaciones tradicionales, las empresas de apoyo a las actividades agrarias reducen sus ventas, etc.
Todo ello no es sino la expresión externa dc una crisis que afecta a todos los elementos y procesos que operan en el medio rural: naturales y humanos.
LA CRISIS DE PRODUCCION
La política agraria común de las últimas décadas, basada sobre precios de garantía elevados para los productores, ha conducido a unos excedentes generalizados de numerosos productos, tal como los cereales, la leche, el vino, el aceite. ciertos tipos de carne, etc;. todos ellos consubstanciales a la producción agrícola de nuestra país y, por tanto, de difícil sustitución. Esto, unido a la creciente liberalización de mercados, a las difíciles condiciones naturales de muchas zonas españolas y a la carencia de competitividad por razones estructurales, determinan la crisis de producción actual.
LA CRISIS DE LAS FORMAS DE GESTION TRADICIONALES
La agricultura ha estado tradicionalmente vinculada a la explotación familiar; pero esta venerable institución tiene dificultades de adaptación a las modernas técnicas de gestión, incluyendo la diversificación de su economía, así como de capitalización para acceder a tamaños que permitan una mínima competitividad y diversificación de las producciones. Por otro lado resulta problemática la sucesión en las explotaciones, manifestando no sólo la insuficiente rentabilidad del campo sino también unas condiciones sociales poco atractivas para los jóvenes. El sentido peyorativo de esta consideración debe matizarse por el hecho de que la reducción de la población, activa en la agricultura es condición necesaria para la modernización, incremento del tamaño y aumentó de la eficiencia de las explotaciones. El problema no esta tanto en la reducción de la población activa, cuanto en el, despoblamiento total de muchas zonas.
LA CRISIS DE LAS INSTITUCIONES
La función tradicional de numerosas instituciones públicas que operan en el medio rural esta cuestionada por los propios técnicos que la ponen en práctica. Tal es el caso de los organismos dedicados a la concentración parcelaría, cuyos técnicos manifiestan expresamente que en la actualidad, y en muchas zonas, el papel de esta importante actividad queda prácticamente reducida a clarificar y oficializar la propiedad de los predios. Plantean la necesidad de crear unidades de explotación de mucho mayor tamaño, de producción más diversificada y de gestión más moderna. Algo similar ocurre con la extensión agraria que se encuentran con una tarea que rebasa sus objetivos tradicionales; ya no se trata de orientar al agricultor sobre el tipo dc semillas o la mejor forma de fertilización, sino que los problemas afectan al medio ambiente, a la obtención de ayudas comunitarias, a la obtención le recursos por la caza y la pesca, etc.
LA CRISIS DEI POBLAMIENTO
Aunque la idea intuitivamente repugna, lo cierto es que sobran núcleos rurales. La estructura territorial de estos asentamientos -en términos de distribución y localización espacial de los núcleos poblaciones así como de sus jerarquías y funciones- resulta inadecuada para los tiempos modernos; el desplazamiento actual, generalmente motorizado, supone que las distancias medias entre los pueblos pueda ser mayor que en las épocas en que los desplazamientos se hacían a pie o en caballería. Ello unido al masivo desplazamiento de los habitantes rurales a las ciudades, supone que haya un exceso de asentamientos con posibilidades de permanencia a medio o incluso a corto plazo. La dotación de infraestructuras y servicios públicos a los asentamientos sin posibilidades de continuidad, pudiendo considerarse justa, no deja de ser la prolongación artificial de un lenta, pero inexorable, agonía. Es necesario construir un nuevo sistema territorial basado en una rigurosa selección de pueblos, teniendo en cuenta el nuevo sistema general de transportes y comunicaciones, los recursos disponibles y la economía en la dotación de servicios y equipamientos públicos
LAS NUEVAS FUNCIONES DEL ESPACIO RURAL
El espacio rural cumple funciones vitales para el conjunto de la sociedad. En España, Portugal y Grecia se tiende a confundir el espacio rural con el suelo de uso agrícola. Sin embargo el medio rural es un sistema complejo, donde el tejido socioeconómico, con actividades muy diversas, se proyecta sobre un espacio geográfico que, además de un marco de vida y de producción primaria. cumple importantes funciones para el conjunto de la sociedad, tales como:
Equilibrio ecológico, en cuanto conservador de ecosistemas y procesos esenciales.
Equilibrio territorial, en cuanto soporte de una población que contrapesa la desertización inducida por el fenómeno de concentración urbana.
"Producción" de paisaje de calidad, abierto y natural. en contraposición al cerrado, artificial y frecuentemente agresivo paisaje urbano.
"Producción" de agua limpia, recurso natural crecientemente escaso.
Soporte de actividades de solaz, esparcimiento y recreo al aire libre, ampliamente demandadas por una sociedad mayoritariamente urbana.
EL NUEVO ESTILO DEL DESARROLLO RURAL
El desarrollo rural ha de considerar estas funciones. La sociedad actual ve en el campo algo más que una reserva de alimentos, desea que esté limpio, que resulte acogedor sin urtar la capacidad de sorpresa, que contenga vida silvestre en amplios espacios abiertos que invitan a la contemplación y, sobre todo la posibilidad de practicar actividades al aire libre.
Estas funciones permiten diseñar estrategias de desarrollo alternativo, justificadas por el enfoque que plantea la comisión de la CEE para el desarrollo rural:
Cohesión económica y social basada en un entramado complejo de relaciones socioeconómicas.
Ajuste de la agricultura a la realidad del mercado, produciendo lo que éste demanda en cantidad y calidad.
Conservación del patrimonio natural y cultural así como del medio ambiente.
PROFUNDOS CAMBIOS EN EL MEDIO RURAL
Desde hace algún tiempo el medio rural está sometido a fuertes modificaciones que hacen peligrar el equilibrio entre sus diferentes funciones. De hecho, en muchas regiones, ya no resulta agradable ni interesante vivir en el campo porque se encuentra contaminado, erosionado, deforestado, simplificado en su paisaje, con escasa o nula vida silvestre y sin oportunidades para la práctica de actividades al aire libre.
Las razones estriban en que la comunidad europea ha desarrollado su agricultura sobre una política de precios que ha fomentado la especialización, y consiguiente monotonía del monocultivo y la intensificación a ultranza de las producciones.
Las modificaciones a que se ve sometido el medio rural pueden sintetizar en las siguientes:
Profunda reestructuración del sector primario que se manifiesta en la disminución de la superficie agraria, en la reducción de la mano de obra ocupada, en una modernización e intensificación dc los procesos productivos, en una polarización estructural hacia las explotaciones de tamaño mediano-grande, más de 50 hectáreas, permaneciendo, no obstante, explotaciones menores a tiempo parcial o con paro encubierto.
Fuerte diversificación de las actividades generadoras de renta, tanto conectadas a través de las diversas fases que van de la producción al consumo y, por consiguiente, interrelacionadas, como sin conexión con la productividad primaria.
Disminución de la importancia relativa de la agricultura, en términos de empleo y de contribución a la producción total.
Cambios en las poblaciones rurales, manifestado por envejecimiento y homogeneización, a consecuencia de la fuerte emigración intra e interregional que, en España, viene produciéndose desde el Plan de Estabilización del año 1959.
En consecuencia, las tendencias de evolución previsible hacia el futuro se inscriben en las siguientes coordenadas:
LIMITADAS PERSPECTIVAS DE EXPANSION DE LA AGRICULTURA TRADICIONAL
La superficie necesaria para las principales producciones tiende a disminuir, hasta el punto de que se prevén unos excedentes de tierras entre 6 y 16 millones de hectáreas para el conjunto de la CEE. Ello, unido al envejecimiento poblacional: el 50% dc los efectivos de mano de obra tiene más de 50 años, la mitad sin sucesor, y a la disminución de la población agraria en muchas zonas, hacen prever una problemática expansión del sector.
A ello se une una tendencia a la disminución y selectividad de las inversiones externas a las comarcas rurales, lo que implica que el mantenimiento del tono económico, que pasa por la diversificación económica, ha de basarse en la revalorización de su potencial endógeno.
La explotación de éste exige la creación de pequeñas y medianas empresas o cooperativas, a pesar de las dificultades del medio rural para el florecimiento de estas instituciones, cual son el alojamiento geográfico y socioeconómico de los centros de producci6n, la escasa capacidad de iniciativa y riesgo, la dificultad de acceso a información e innovaciones tecnológicas, la falta de servicios apropiados y la ausencia de tejido económico integrado.
Por ello el desarrollo de actividades secundarias y terciarias ha de concentrarse en unos pocos núcleos urbanos capaces de actuar como centros de desarrollo regionales intermedios, lo que implica toda una nueva configuración del modelo tradicional del poblamiento.
Por último los instrumentos de la nueva política agrícola común -adaptación a la realidad del mercado, jubilación anticipada, abandono de tierras cultivadas, diversificación de apoyos a los agricultores y adaptación de las estructuras- añaden mayor incertidumbre a la evoluci6n del mundo rural, puesto que contiene elementos que tenderán tanto a acelerar la restructuraci6n del sector como a frenarla: ayudas a la renta, compensaciones a los residentes en zonas de montaña, etc.
EL PROBLEMA EN LAS ZONAS DEPRIMIDAS
La problemática de las comarcas deprimidas, resulta común y conocida:
Población escasa y envejecida.
Con aptitudes poco proclives al cambio
Escasamente dotada para dicho cambio.
Con una aceptable, incluso buena. calidad dc vida gracias a:
- La subsidiación de jubilados.
- El bajo precio de los arrendamientos rústicos.
- La fuerte mecanización y el monocultivo, que permiten desarrollar las tareas en unas pocas horas laborales al año.
Viviendo en un exceso de núcleos con población insuficiente para ser viables a medio plazo.
Con equipamiento e infraestructuras mediocres.
Con fuertes condicionantes naturales a la productividad.
EL OBJETIVO PARA LAS ZONAS RURALES DEPRIMIDAS
Con esta problemática el objetivo se plasma en las siguientes proposiciones:
Aumentar la población por lo menos hasta el nivel de 1950, lo que exige de un lado frenar la nueva oleada de emigración que se está iniciando y, de otro, atraer nuevos contingentes de poblaci6n. La referencia poblacional de 1950, siendo arbitraria, se justifica por el relativo equilibrio existente en esas fechas entre población y posibilidades productivas del medio dentro de una tecnología y prácticas de cultivo no esquilmantes y de un elevado nivel de autoconsumo. El censo de 1955 marca el punto de inflexión hacia el declive poblacional del medio rural propiciado por la doctrina del Banco Mundial que se instrumento mediante el Plan dc Estabilización del año 59, que propicia el trasvase poblacional del campo para atender el desarrollo industrial de las ciudades.
Crear un sistema de núcleos que proporcione accesibilidad a los recursos explotables, garantice una economía en la dotación de servicios e infraestructuras y permita aumentar la producción diversificando las actividades productivas.
EL MODELO TERRITORIAL A PROPONER: IMAGEN OBJETIVO
Resulta tentador imaginar un suelo rústico ordenado según categorías del tipo de las siguientes:
Áreas de protección estricta, donde se incluirían aquellos ecosistemas y paisajes de mayor valor y más alta fragilidad: bosques autóctonos, hábitats faunísticos de interés, zonas húmedas, reductos de endemismos, etc.
Áreas de conservación activa, que requieren cuidados culturales para su mantenimiento, mejora o regeneraci6n.
Áreas de uso forestal, existente o a introducir.
Áreas de uso recreativo, existente o a introducir.
Áreas de u agrícola, de secano o de regadío.
Áreas de uso ganadero.
Áreas de concentración de actividades turísticas/recreativas.
Áreas a recuperar.
Áreas sin uso diferenciado.
El que estas categorías se nombren por su uso vocacional prioritario, no implica la exclusión de aquellos compatibles con él, antes bien debe propiciarse el uso múltiple, en aplicación de uno de los principios de la planificación física.
En este esquema bienvenidas sean actividades de inversión foráneas pero sometidas a un control que garantice, eficazmente el modelo territorial definido por estas categorías de uso del suelo rústico. Hoy día se dispone de un poderoso instrumento de control para actividades ambientalmente agresivas, cual es el procedimiento legalmente establecido de evaluación de impacto ambiental.
Sobre este territorio existirían tres niveles jerárquicos de núcleos urbanos, que en una comarca dcl orden de las 100.000 Has. podría describirse así: uno constituido por la cabecera comarcal, otro por tres o cuatro pueblos de segundo orden seleccionados entre los que ocupan posiciones centrales, mejor comunicados, con mejores recursos, con más población y con menores tasas de emigración; un último nivel formado por quince o veinte núcleos vivos. El resto tienen difícil viabilidad hacia el futuro y la única posibilidad de mantener su patrimonio construido a medio plazo estriba en orientarlos hacia su adaptación como soporte de actividades propias de la segunda residencia o de tipo turístico.
En este conjunto de pueblos viviría una población equivalente, como mínimo, a la de los años 50, practicando actividades de producción de bienes, pero sobre todo de servicios, en coherencia con el escaso porvenir que, según se ha visto, tiene la agricultura convencional en este tipo de zonas. Algunas de las actividades que ocuparían a la población coinciden con las que actualmente se vienen practicando, si bien requieren nuevos planteamientos; otras son de nueva implantación cubriendo en conjunto los siguientes campos:
Protección, conservación activa, mejora, regeneración, restauración, rehabilitación, intensificación y puesta en valor de recursos ociosos. Todo ello aplicado al patrimonio natural, al cultural y al construido y adoptado como base de actividades capaces de transferir rentas de la ciudad al agro.
EL PROGRAMA DE ACTIVIDADES
Estas actividades alternativas pueden beneficiarse de las ayudas comunitarias existentes tanto dentro del capítulo agrario cuanto, y muy especialmente, dentro de las destinadas a protección y conservación ambiental. A título de ejemplo se concretan a continuación algunas de ellas:
Cuidados culturales, conservación y mejora de ecosistemas valiosos como bosques climáticos zonas húmedas, áreas de interés faunístico, etc. .
Aplicación del concepto "Zona Ecológicamente sensible”, adoptado desde 1985 por la CEE para proteger tanto la vida silvestre como los procedimientos agrícolas clásicos y los paisajes rurales, el reglamento 797/95 de la CEE autoriza a los estados miembros a abonar cuotas anuales por hectárea a los agricultores de estas zonas a condición de que utilicen las prácticas establecidas para la protección de la vida silvestre y del paisaje así como para la continuación de formas de cultivo tradicionales. En 1987 la CEE decidió cargar los gastos correspondientes a los presupuestos comunitarios. Este concepto ha sido muy utilizado en el Reino Unido donde este tipo de zonas se delimitan por decreto, se especifican las normas de gestión y se hacen convenios con los agricultores y con las autoridades agrícolas para su aplicación, recibiendo estos un subsidio en compensación. Sin embargo no se utiliza apenas en los países mediterráneos, Portugal, Grecia, España, Italia y Francia, debido a que las ayudas a que se puede optar por ello. no compensan otras más sustanciosas en materia de mejora de estructuras agrarias como el drenaje de terrenos o las repoblaciones forestales, incluso si son ecológicas y paisajísticamente indeseables.
Creación de sistemas silvopastorales mediante la repoblación forestal compatible con el aprovechamiento ganadero, sobre los suelos peores que, previsiblemente, serán abandonados. En efecto la nueva política agrícola común va a poner fuera de cultivo una superficie considerable de suelos que no pueden abandonarse a su evolución natural, la opción que con mayor interés se ve en el horizonte es la creación de los citados sistemas silvopastorales, de aprovechamiento múltiple, a través de extracción de madera, plantas aromáticas y medicinales, hongos, setas, ganadería de calidad, caza, y pesca, a lo que hay que añadir la producción de servicios no menos valiosos por no entrar en los normales circuitos de mercado: la producción de paisaje y de agua limpia.
Recuperación de puntos ambientalmente degradados: graveras, canteras, escombreras, áreas afectadas por actividades extractivas, taludes de nuevas carreteras.
Mejora del entorno de los pueblo, frecuentemente contaminados por la construcción de naves agrícolas u otros edificios con materiales baratos, formas discordantes y colores agresivos.
Recuperación, revegetación y acondicionamiento de las vías pecuarias para esparcimiento y recreo. Las vías pecuarias constituyen, en España, una red de más de 100.000 km. de longitud y anchura variable, que se dirigen en sentido norte sur de las montañas con pastos de verano a las llanuras del sur con pastos de invierno. Muchas de ellas ya no tienen en la actualidad el papel de viario para la transhumancia del ovino tradicional, debido a la evolución de los tiempos, pero siguen constituyendo un importantísimo patrimonio público de suelo que va perdiendo entidad por las invasiones ilegales de los agricultores vecinos, la localización de carreteras y la ocupación ilegal por desarrollos urbanos.
LAS POSIBILIDADES DELTURISMO RURAL
El turismo rural es una actividad propiciada por numerosas instancias internacionales / y nacionales (Consejo de Europa, CEE, Ministerio de Agricultura, Ministerio de Cultura, etc.), como método de transferir rentas de los centros de producción secundaria y terciaria al medio rural y por consiguiente como actividad capaz de generar desarrollo en estas áreas.
Gracias al turismo rural las sociedades alpinas han mantenido su cultura, población y paisaje; en ciertas zonas de Inglaterra el turismo rural es responsable del 30% de las rentas del agricultor y algo parecido ocurre en numerosos lugares de Francia y de centroeuropa.
Si se aceptan los datos dcl Consejo Superior de Investigaciones Científicas, según el cual un millón de familias en España y 48 millones en la CEE practican el turismo rural, siendo la tendencia creciente, el porvenir de esta actividad hacia el futuro está asegurado.
En los países de la CEE la política de turismo rural se estructura sobre tres ejes:
Promoción de zonas infravaloradas.
Definición de un marco jurídico.
Ayudas financieras.
y se apoya en el trinomio hombres-espacio-productos, de tal manera que no funciona si no es aceptado por la población y se quiebra si, copiando el modelo actual de costa, reproduce formas de vida urbana o resulta depredador de la naturaleza y del paisaje.
Se inserta en el desarrollo local a través de alojamiento, manutención, servicios para descubrir el entorno, animación sociocultural y oferta de ocio/entretenimiento.
Por consiguiente el turismo rural ha de verse como elemento justificador de una generosa dotación de equipamiento e infraestructuras y rehabilitador del patrimonio sociocultural y edificado, así como de la conservación de los valores ecológicos y paisajísticos.
LOS ELEMENTOS DEL TURISMO RURAL
Los elementos que conforman el potencial turístico de las zonas deprimidas de montaña son los siguientes:
La creación de Espacios Naturales Protegidos, de acuerdo con la Ley 4189 de Conservación de los espacios naturales y de la flora y fauna silvestre, como señuelo, marchamo de calidad y publicidad gratuita. Esta propuesta suele no ser bien vista por la población directamente afectada, que se opone obedeciendo más a prejuicios e ignorancia que a la realidad. En efecto la creación de un espacio protegido debe considerarse como elemento revitalizador de la economía local como lo demuestran las experiencias de Doñana, donde se ha creado una cooperativa de servicios que proporciona guías, coches, caballos, tiendas. etc.. Covadonga donde gracias a la afluencia de visitantes se mantiene la producción de queso, Ordesa responsable en gran medida de la prosperidad de los pueblos aledaños al organizarse, al amparo del parque, cursillos de esquí de fondo y travesía así como otras iniciativas capaces de desestacionalizar el turismo de verano; en Garajonay los artesanos mantienen sus oficios gracias a la creación de talleres donde los artesanos trabajan a la vista del público, en Timanfaya se mantiene una cabaña de dromedarios para servicio de los visitantes y existen guías de espeleología. A todo ello se une la previsión de la Ley 4/89 de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna silvestre que prevé‚ compensaciones y ayudas económicas a las poblaciones afectadas a través de los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales.
Aprovechamiento de los elementos históricos artísticos y de arquitectura popular existentes, así como de los restos arqueológicos, formaciones naturales singulares, cuevas, yacimientos paleontológicos, etc.
Potenciación de las zonas recreativas naturales de uso tradicional y selección de algunas de ellas, en función de su atractivo y ubicación, para la concentración de actividades turísticas y recreativas; esta iniciativa debe iniciarse con la puesta en marcha de un proyecto piloto que prevea la acogida de:
- Visitantes de fin de semana
- Visitantes de un día.
- Visitantes procedentes de instituciones: reuniones de trabajo, jornadas técnicas, seminarios, etc.
y dotado con:
- Centro de acogida.
- Aparcamiento/acceso.
- Area de picnic
- Zona de baños
- Hostal-restaurante-bar.
- Otros servicios privados, picadero, tienda de artesanía y de productos comarcales, etc.
Creación de circuitos turísticos, ecológicos educativos, a pie, a caballo, rodados, etc.
Recuperación de casas rurales.
Publicidad y gestión turística. Resulta indispensable la vilipendiada figura del intermediario capaz de poner en contacto la oferta y la demanda. Si hoy día es fácil reservar un apartamento en cualquier playa sin más que abrir un periódico y realizar una simple llamada telefónica, constituye una aventura difícil encontrar una casa para pasar las vacaciones veraniegas en el campo.
Programas de caza mayor. Esta actividad, cuya rentabilidad esta suficientemente contrastada en numerosas zonas del país, cuenta ya con experiencias interesantes. Basándose en ellas es recomendable iniciar el programa con una actuación piloto en régimen cooperativo o en cualquier otro tipo de explotación comunitaria.
Programas de caza menor y pesca. También estas actividades, con una gran tradición y demanda que puede considerarse ilimitada, admite potenciación, pero sobre todo, racionalización de su aprovechamiento, pues la práctica actual conduce a la depredación, degradación y exterminio de las especies cinegéticas y piscícolas, resultado favorecido por el terrible embate de la concentración parcelaria y las formas de cultivo subsiguientes. El programa habría de iniciarse, para la caza, con la redacción de los planes técnicos previstos de la antes citada Ley 4/89. Parte fundamental del programa habría de ser la creación de granjas cinegéticas que, sobre crear empleo y riqueza, garantizan niveles atractivos de capturas.
LA IMPLEMENTACION DEL MODELO.
Todas estas propuestas, con una indudable carga de utopía, sólo pueden hacerse realidad con la aptitud favorable de la población local. Esta aptitud tiene varias importantes razones para no ser positiva; la primera es la aceptable calidad de vida que incluso podría calificarse de buena, de que suele gozar la población de las zonas de montaña, por las razones que antes se explicaron; ello la hace poco proclive a un cambio como el que implica la alternativa que se propone. La segunda es la escasa visión de futuro de la población asentada, que, aparentemente, no le preocupa el porvenir de su territorio, de su comarca, en clara contradicción con el aparente cariño de los emigrantes por sus tierras de origen.
¿Cómo implementar, pues, un programa tan alejado de lo tradicional como el planteado con una fuerza de trabajo escasa, envejecida y desmotivada?
La respuesta está en buscar nuevas formas de gestión que se orienten a los tres elementos de la actividad: la oferta, la demanda y la intermediación. La primera suele apoyarse en la explotación familiar, sin embargo, creo que debe ser complementada, si no sustituida, por otras formas de producción más eficaces, entre las que no debe descartarse las sociedades anónimas con participación mixta, pública y privada. La demanda existe, no necesita ser creada y es creciente e ilimitada; la intermediación, todavía incipiente, habrá de plantearse con participación de los propios implicados en la oferta, es decir el habitante rural.
Protagonista fundamental de la gestión ha de ser la fracción joven de la población; actualmente asistimos a una nueva oleada de emigración; pasada la crisis de empleo en la ciudad el remonte de la oferta dc trabajo constituye un atractivo irresistible, al parecer, de tal manera que si entre el 73 y el 86 se asistió al sostenimiento de la población rural joven, incluso a un tímido retorno al agro, hoy esta perspectiva parece acabada.
Si consideramos como un objetivo prioritario, asumido por todos los países de la CEE, el fijar la población en el campo, se comprenderá la importancia y urgencia de implementar modelos atractivos para la población rural, los cuales en las comarcas de montaña no pueden basarse en la agricultura, sino en la conservación ambiental y en el turismo rural. Y ello financiado por los centros de creación de riqueza: las ciudades.
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